Jesús dijo también: «¿Semejante a qué es el
reino de Dios? ¿Con qué lo compararé? Pues es semejante al grano de
mostaza que alguien toma y siembra en su huerto, y ese grano crece hasta
convertirse en un gran árbol, en cuyas ramas ponen su nido las aves del cielo» Y
volvió a decir: «¿Con qué compararé el reino de Dios? Pues es semejante a
la levadura que una mujer toma y guarda en tres medidas de harina, hasta que
toda la masa fermenta» (Lucas 13.18-21 RVC)
Jesús siempre
enseñaba con ilustraciones de manera que se entendiera correctamente lo que
quería decir. Podemos verlo usando la misma naturaleza para ejemplificar su
enseñanza. Podemos verlos usando situaciones de la vida para presentar algún principio
de vida. Podemos verlo usando a las mismas personas, como lo niños, por ejemplo,
para enseñarnos quienes son los que entran en Su Reino.
En esta ocasión
lo vemos usando las semillas de mostaza y la levadura. Dice que el Reino de
Dios es como una semilla de mostaza. La semilla de mostaza es la más pequeña de
todas las semillas. Sin embargo, cuando crece, produce un árbol frondoso dónde
aun los mismos pájaros pueden anidar en él, pero es tan frondoso, que puede ser
usado como una sombra muy agradable. Es un árbol robusto en el cual uno se
puede trepar y pasar un buen tiempo descansando sobre sus ramas.
Por otro lado,
la levadura es un organismo vivo, generalmente un hongo, que produce
enzimas, los cuales provocan cambios bioquímicos importantes en productos
orgánicos naturales: fermentación. La levadura en la harina provoca que el pan
dure varios días sin echarse a perder.
¿Qué Podemos Aprender
de Esta Ilustración que nos da Jesús?
Si el Reino
de Dios es como la semilla de mostaza, es decir, crece tan grande dónde nos
podemos refugiar en él. Y si es como la levadura, la cual fermenta la maza y
provoca que ésta permanezca para que el pan no se eche a perder. Nosotros como
parte del Reino de Dios debemos tener este mismo proceso de transformación en
nuestro ser.
Como ya lo
sabemos, la vida cristiana no es estática, ni pasiva, ni introvertida y mucho
menos ésta hecha para que la vivíamos únicamente en el marco de la reunión de
la iglesia local. La vida cristiana está hecha para que diariamente, por donde
quiera que estemos y hagamos, la gente se dé cuenta que en Cristo Jesús tenemos
la mejor vida que podemos vivir.
Nuestro deber
como cristianos es permitir que el Reino de Dios nos leude. Es decir, que mantenga
siempre fresca nuestra relación con Dios, y al leudarnos, podremos crecer, como
crece la semilla de mostaza, pero en madurez cristiana. Pero todavía va más
allá la enseñanza. Al ser leudados y experimentar el crecimiento como la
semilla de mostaza, estamos preparándonos para servir a otros.
Como siervos
del Señor Jesucristo, debemos darle sentido a este mundo y mantenerlo fresco
con el evangelio. Pero también, debemos ser un cobijo dónde el necesitado se
pueda refugiar. La vida cristiana no es solamente lo que Dios tiene para mí,
sino, al recibir lo que Dios tiene para mí, ofrecerlo al que no lo tiene. Vivir
el Reino de Dios es hacer estas dos cosas. Estaríamos viviendo incompletamente
el Reino de Dios si sólo nos esforzamos en recibir y no dar, o en querer dar
sin antes recibir de Él.
Así
pues te invito a que vivas el Reino de Dios. Es decir, a que permitas que el
Reino de Dios te haga crecer y te leude. Pero también a que tú leudes a otros y
los hagas crecer con el evangelio.
Bendiciones a tu vida!!
Pas. David Aviña
Cimentados sobre la Roca!!
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